205º Aniversario de la Batalla de Tucumán
“Manuel Belgrano es el más metódico de los generales que conozco en nuestra América, lleno de integridad y talento natural, no tendrá los conocimientos de un Moreau o Bonaparte en punto a milicia, pero créame Ud. que es lo mejor que tenemos en América del Sur”
General José de San Martín
PLANO DE LA BATALLA |
Es importante señalar que el enfrentamiento se produjo porque Belgrano desoyó al Triunvirato que le ordenaba trasladar a Córdoba la fábrica de fusiles que funcionaba en Tucumán y abandonar enteramente la ciudad. La desobediencia de Belgrano selló la suerte de nuestras provincias del Norte, dado que obedecer al Triunvirato, hubieran significado la pérdida del norte argentino.
Belgrano simuló tomar un camino que se dirigía a Santiago del Estero. Así, el prócer se propuso engañar a Tristán quien creyendo que su oponente abandonaba Tucumán, descuidó las más elementales precauciones de orden militar. Belgrano se detuvo con sus tropas en La Encrucijada, lugar cercano a la ciudad de Tucumán, y despachó hacia ella a Balcarce, “dándole las más amplias facultades para promover la reunión de gente y armas y estimular al vecindario a la defensa”.
Belgrano contó con doce días para organizar sus fuerzas. Su plan consistía, como dice Mitre en “esperar al enemigo fuera de la ciudad, apoyando su espalda en ella”, y después, “en caso de contraste, encerrarse en la plaza”. Para lo cual, cuenta Paz que en ella “se fosearon las bocacalles y se colocó la artillería” que no iba a llevarse a la acción.
El 23 de septiembre, el general Tristán, tuvo la máxima sorpresa, al avistar la ciudad de Tucumán y advertir la presencia de Belgrano y su ejército a las puertas de la misma.
El día 24 se encontraron ambos ejércitos y a pesar de que el realista era mas numeroso, la suerte sería favorable para los patriotas. Según palabras de Paz, “es el de Tucumán uno de los combates más difíciles de describirse, no obstante el corto número de los combatientes”. Continúa: “…la izquierda y centro enemigos fueron arrollados; nuestra izquierda fue rechazada y perdió terreno en el desorden. El enemigo, por consecuencia del diverso resultado del combate en sus dos alas, se vio fraccionado, a lo que se siguió una gran confusión”.
A mitad de la contienda, ocurrió algo que contribuyó a desbandar las tropas realistas y a llenarlos de pánico. Fue un vasto huracán que llegó furioso del sur. Según el relato de Marcelino de la Rosa: “El ruido que hacía el viento en los bosques de la sierra y en los montes y árboles inmediatos, la densa nube de polvo y una manga de langostas, que arrastraba, cubriendo el cielo y oscureciendo el día, daban a la escena un aspecto terrífico”. Las versiones tradicionales refieren que fue tal la confusión sembrada por aquel enjambre de langostas que hizo parecer a los ojos de las fuerzas españolas, un número muy superior de huestes patriotas, lo que habría provocado su retirada en la confusión.
Otro factor muy importante, además del viento y de las langostas, fue la acción de la caballería gaucha, tucumana en su mayor parte, del ala derecha. Esta, lanza en ristre y haciendo sonar sus guardamontes llevaron su carga sobre el enemigo, de un modo formidable. La caballería enemiga de Tarija, al verlos llegar, se asustó y huyó. Ni la infantería española pudo contenerlos: pasaron por encima y, cuando se dieron cuenta, los encontraron a su retaguardia.
Después del encuentro de los dos ejércitos, reinó la confusión. La infantería patriota quedó dueña del campo de batalla, pero, viéndose sola, se replegó sobre la ciudad y entró en ella para acantonarse y preparar su defensa, mientras Tristán con el resto de su ejército llegó hasta la goteras de Tucumán, donde se estacionó como sitiándola. Belgrano, acompañado del coronel Moldes y algunos soldados, fue hasta el Rincón, sin saber los resultados de la acción. Paz va a ser quien se encuentre con el general y le informe que en la ciudad se encontraba fuerte toda su infantería, con lo que Belgrano, conociendo el triunfo de la caballería tucumana, supo de su victoria.
En la tarde del 25, Tristán se convenció de que no podría tomar la ciudad, y vio que era amenazado de afuera por columnas patriotas que en torno a su comandante se irían engrosando, por lo que se dio por vencido y esa misma noche emprendió la retirada en dirección a Salta.
Cinco días después Belgrano envió el parte de guerra a Buenos Aires. Una frase se destaca. “Sepulcro de los tiranos”, escribió refiriéndose a la batalla. Pero no hubo mucho tiempo para festejar porque había que perseguir a los godos. Se restañaron heridas, se incrementó el número de soldados, se afilaron sables y lanzas y el 12 de enero de 1813 el ejército patrio salió de Tucumán rumbo a Salta.
Esta publicación se enmarca en el programa de Difusión de las Ideas y Gesta Belgraniana, elaborado y promovido por el Instituto Belgraniano de Venado Tuerto, quien agradece la colaboración de los medios de difusión que adhieren y participan voluntariamente del mismo.
Lugar
San Miguel de Tucumán (Campo de las Carreras)
Fecha
24 y 25 de Septiembre de 1812
Comandantes
Manuel Belgrano Juan Pío Tristán
Fuerzas en combate
800 infantes 2.000 infantes
1.000 jinetes 1.000 jinetes
4 piezas de artillería 13 piezas de artillería
Bajas
65 muertos 453 muertos
187 heridos 687 prisioneros
13 cañones
358 fusiles
70 cajas municiones
40 carretas
90 tiendas de campaña
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